Oriana Fallaci acaba de morir de cáncer en un hospital de Florencia. El existencialismo nos dice que no se puede decir con justicia cómo ES alguien, hasta que termina definitivamente su vida, hasta el segundo final. Pues bien, es el momento exquisito de la balanza. ¿Era como nos la vendieron? No lo creo. Su delito fue ir unos pasos más allá de lo políticamente correcto y ver qué pasaba con el experimento. Su gran pecado, quejarse como todos, pero de otras cosas. Y amar Occidente. Con su grandeza y sus miserias. Amarlo siempre. Y eso no se perdona en una Europa que - también - muere de cáncer. El del odio a sí misma.
¡¡despertad!!
Los enemigos de la libertad no aceptan que el sistema genere mariposas. Nos quieren a todos tordos, mansos, con engranajes justitos, la chequera bien dispuesta y una masa cerebral mantecosa, a medio fraguar, en stand-by: official speech processing...ñec...ñec...
Los enemigos de la libertad se dedican a poner etiquetas para que dejemos de pensar. La llamaron nazi, y nazi se quedó. ¡Racista, racista! ...racista pues. Creyeron - ilusos - que entonces renunciaríamos a leer... que no veríamos QUIÉN ERA: una librepensadora, una revolucionaria, una rompe-hielos, una tocapelotas del quince.
Una gran dama.
Adiós, Oriana
y contigo
un poco
adiós a todos
y contigo
un poco
adiós a todos
Salúdame a Orwell, anda...
n a c o
2 comentarios:
Extraordinario texto, como extraordinaria fue la propia Oriana. Por cierto, me encanta el término rompehielos para definir su personalidad.
E.C.
sí, era la manera más visual que encontré para explicar esa sensación que todos hemos tenido en alguna ocasión: la de despertar a algo que nos estaba oculto. Es sensacional cuando alguien 'resquebraja' nuestras ideas primeras con sólo abrir la boca. Con la aparente facilidad de quien sabe poner una palabra detrás de otra...
Un abrazo,
- n a c o -
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