ser es más que estar

19 jul 2006

Anatomía de un golpe de Estado (III)

Osakeros del mundo,

Tenía pensado dedicaros un rollo de diez párrafos sobre lo que ha pasado en el último día y medio. Ha sido intenso. En encuentros, en sensaciones, en calor. Sobre todo calor. Como todos somos viajeros en un mismo detritus, comentaré tres cosas sueltas y me apartaré de escena. Seguramente a esconderme bajo las faldas de alguna osakera, lo que no viene al caso.

Compañero de trabajo. Cincuenta y cinco años. Ronda los 56. Nos conocemos desde hace cinco meses, pero de hola y hasta mañana, no más. Después de media cocacola se pone a cantar como un loro y me confiesa que está frustrado. Hay que estarlo para admitirlo con media cocacola aún en el vaso (si al menos flotara en Jack Danniels…). Su frase es auténtica y me deja helado: “a veces, cuando llego a casa y me encuentro la cena en la nevera con un post-it que dice “hoy tengo turno de noche, un beso”, me precipito en el sillón y me pregunto “¿pero qué ha sido mi vida?”. Al oírle me quedo petrificado. No sé si soy capaz de poneros en escena, (quizás haya que estar allí para que un escalofrío recorra vuestra espalda como atraviesa la mía). Aquel hombre tiene motivos suficentes para rendirse y sin embargo se ha rendido.

Tres horas antes. Como con un amigo de toda la vida. Veinticinco años y la vieja historia. Demasiado corazón para esa chica. Él se lo entregó y ella no supo qué hacer con el regalo. Peor: ni le importó. Ahora le duele su indiferencia, el frío calculamen de la que fue compañera de viaje. Intento animarle. Pero lo que necesita es tiempo (y no frustrarlo).

Quince horas antes. Termino de masticar una obra maestra de Kurosawa, rodada en 1952. ‘Vivir’. Su planteamiento. Funcionario. Viudo. Y gris. Sesenta y pico años. Los últimos treinta consagrados al cuidado y formación de su hijo (con el que ya apenas habla). Descubre que le quedan seis meses de vida. Y se hace la misma pregunta que dieciocho horas después voy a escuchar en boca de mi compañero de oficina.

y pienso "La vida nos lo dice a diario, pero luego va y nos confunde con su formato". Su envase es jungla. Caos. Soledad en el supermercado. Consumo de minutos, consumo de energía, consumo de riquezas. Tomar prestado de mañana, porque alguien nos prometió que será mejor que hoy. Y encima le creímos.

Ya están las tres cosas, dejaremos para otra ocasión hablar de mis temores, de mis desvelos y de cómo ayer por la noche (todavía asombrado de cómo se habían encadenado estas tres vivencias) me “reconcilié con el mundo” gracias a la aventura de Doctor Zhivago y un enorme bol de sopa china.

Ya me conocéis, así que no esperéis que añada...

que la vida nos dice ‘tú, aquí y ahora’, mientras nos empeñamos en localizar por todas partes un milagro que nunca dejó de rodearnos.
Basta.
Devolvamos la pelota de una vez por todas:
los motivos para rendirse son los mismos para no hacerlo.


No esperéis que lo añada, porque un trato es un trato.
lg.

(fotos del Prepirineo aragonés)

1 comentario:

Anónimo dijo...

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a r c h i v o

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(estamos) llamados a ser