Estamos de acuerdo. Nemorino es... un nemorino. Acaba de alistarse en el ejército como sola forma de que Adina se digne mirarle a los ojos. Con la primera paga de soldado, comprará esta misma noche -¿qué otra posible?- una botella del elixir D'amore -que en realidad resulta ser Bordeaux, pero él no lo sabe- y conseguirá que la amada caiga rendida en sus brazos. Mañana Dios dirá.
Es un plan descabellado, a la desesperada, tomado con la urgencia de un corazón arrebatado. Pero Nemorino lo traza consciente, sabedor de sus fatales consecuencias, a las que se precipita voluntarioso. Y por eso, en libertad.
Pronto encontrará la muerte en el campo de batalla, pero hoy ha visto llorar a Adina ¡Y lloraba por él entera! El hombre entiende entonces que llegados a este punto, en la altura del momento, bien se puede enfrentar la muerte por un rayo de amor eterno.
Hágase la luz y muéranse los feos. Que bien están las historias simpáticas que nos interpelan y despiertan en nosotros la verdad aletargada. Esa entrega, que brilla por amor y en el amor refleja -por instantes- cuanto de bello hay en el alma.
Cuanto merece ser salvado.
Es un plan descabellado, a la desesperada, tomado con la urgencia de un corazón arrebatado. Pero Nemorino lo traza consciente, sabedor de sus fatales consecuencias, a las que se precipita voluntarioso. Y por eso, en libertad.
Pronto encontrará la muerte en el campo de batalla, pero hoy ha visto llorar a Adina ¡Y lloraba por él entera! El hombre entiende entonces que llegados a este punto, en la altura del momento, bien se puede enfrentar la muerte por un rayo de amor eterno.
Hágase la luz y muéranse los feos. Que bien están las historias simpáticas que nos interpelan y despiertan en nosotros la verdad aletargada. Esa entrega, que brilla por amor y en el amor refleja -por instantes- cuanto de bello hay en el alma.
Cuanto merece ser salvado.
fotos: Ainzón en 80mm (2011)
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