ser es más que estar

29 nov 2010

Navidad punto cero

Cinco de la tarde. Estadio de la Romareda. Mientras el Zaragoza hace méritos por bajar a segunda, mi amigo Toño, que tiene seis hermanos, me cuenta cómo decidieron hace años adoptar a Juan, con Síndrome de Down, y lo rápido que éste se integró al ver cuánto le querían sus padres. La cosa no acaba aquí, porque un año después se unió a la familia una niña de la India, a la que siete años más tarde se sumó una segunda. Tal cual. Encontraron su lugar en el mundo, a miles de km de donde nacieron.

Este ejemplo es real, pero no es único, y nace de un amor que supera toda barrera psíquica o espacial y que es posible poner en práctica. Nuestros días están sembrados de personas con actitudes constructivas, silenciosas, que huyen de toda publicidad aparatosa y se centran en dar y recibir vida, allí donde ésta les sitúa. Piden poco y se dan sin medida, pero los medios de comunicación tienden a eclipsar su presencia. Si estas personas se limitaran a perseguir una utopía o se dejaran llevar por idealismos falsos, pronto perderían las fuerzas y verían cómo se alejan sus sueños. Sin embargo, están comprometidas con la realidad y la aceptan como viene. No deforman los datos ni se engañan a sí mismas, para llegar a resultados decididos de antemano, sino que asumen con valentía los retos que sus circunstancias les plantean. Y perseveran.

Más allá de toda consideración de fe, el tema del aborto es un debate sobre la vida humana ¿Dónde empieza, cuándo acaba? ¿a quién pertenece? ¿bajo qué condiciones es “humana”? y en caso de serlo ¿hasta qué punto protegerla? estos interrogantes han desatado una guerra de conceptos de consecuencias devastadoras. “Vida digna”, “embarazo no deseado”, “graves taras físicas o psíquicas del feto”, “peligro para la salud psíquica de la embarazada”, “interrupción voluntaria del embarazo”… para salir ileso en esta selva de palabras, hay que librarse de prejuicios e ideologías.

No hace falta ser un experto científico o un teólogo renombrado para considerar que la concepción es un acontecimiento cualitativamente superior a cualquier reacción química imaginable. La unión de los gametos masculino y femenino supone la aparición de un nuevo ser vivo, que se desarrolla a lo largo de distintas fases de gestación, hasta que su nacimiento es viable. Millones de personas pasan esto por alto y condicionan la “vida humana” a la obtención de un determinado tamaño o al mero transcurso del tiempo ¡Es como si alguien defendiera que un ordenador, para serlo, tuviera que pesar más de tres kg y tener una vida útil superior a cinco meses! Un gran número de los bebés se pierde por el camino por causas naturales, pero ni uno sólo de los que nace ha dejado de pasar por las sucesivas fases de gestación. Esto es ciencia, pero algunos restan importancia a las etapas más remotas y se centran sólo en las finales. De este modo evitan cualquier visión de conjunto que les haga responsables.

Lo que ellos llaman "vida" entra dentro de los parámetros de la realidad, pero la dimensión de los hechos desborda toda comprensión por su parte. Tienen una visión reducida de la vida humana, de su duración y condiciones ("si está condenada a la enfermedad o a causarme molestias graves, no puede ser humana"), y se amparan en motivos científicos, sociales y económicos de toda índole para sostenerlo. Pero hay algo en sus argumentos que ofende a la razón, que choca contra la dignidad humana que dicen defender y que hace sospechar sobre los verdaderos motivos por los que defienden el aborto. Algo se mueve en sus conciencias, cuando le han cambiado el nombre.

Millones de españoles escogen la vía ancha de su propia conveniencia y han aplaudido la aprobación de la reciente Ley Orgánica 2/2010, “de salud sexual y reproductiva y de interrupción voluntaria del embarazo”. Esta Ley esconde la realidad del aborto bajo nomenclaturas más amables, le da carta de derecho y ampara nuevos supuestos que vienen a ampliar la escandalosa lista anterior. De esta forma se oculta el drama, se tergiversan los motivos, se promociona su práctica y se banaliza toda alternativa. Sobre todo, se elimina de la ecuación al feto, cuando es uno de los principales sujetos de derechos.

La nueva Ley concede a la práctica del aborto la condición de prestación pública y la hace de libre acceso hasta las 14 semanas de gestación, siempre que se informe a la embarazada de los derechos y ayudas públicas a la maternidad y repose la idea durante tres días. El plazo se amplía a las 22 semanas cuando existe un riesgo grave para la vida o salud de la mujer, o el feto presenta graves taras físicas o psíquicas. En los casos de urgencia o riesgo vital para la madre, se puede prescindir de su consentimiento y de cualquier informe médico. Por su parte, a partir de los dieciséis años, las menores no tienen que avisar a sus padres si demuestran que, de hacerlo, provocarían un conflicto grave en casa. Se elimina el delito para la madre (en la práctica, nunca era condenada a penas de cárcel) y se atenúa en el caso de los médicos.

Unos cuantos datos: En 2008, el 96,96% de los casos declaró peligro para la salud física o psíquica materna y el 2,86%, riesgo para el feto. Un 0,02% tuvo relación con delitos de violación. Cerca del 70% de las mujeres eran solteras y, en su mayoría, su edad oscilaba entre los 20 y los 29 años. La reincidencia en la práctica del aborto ascendió al 34%.

Y ahora entra Cristo en escena.

De por sí, la mayoría de las situaciones amparadas por la ley ofenden a la inteligencia y obligan a la resistencia. Pero pongámonos, además, ante la posibilidad de que Dios exista y se haya hecho Hombre hace más de 2000 años, en el seno de una familia humilde. Supongamos que haya destinado sus días a predicar el Reino de los Cielos, de palabra y con sus obras, estableciendo un camino coherente de amor visible, imitable y contagioso. Que fiel al amor que le alimenta e impulsa, haya aceptado morir por nuestra salvación de una manera cruenta, demostrándonos que hay males mayores que el dolor o la vergüenza. Y que haya resucitado al tercer día, llevando consigo a los que le buscaron en conciencia, sin conocerle, dejándonos con su Espíritu Divino, que despliega la gracia de su amor como gotas de rocío, para que nos saciemos con su busca. Si esto es verdad y nada que alienta existe por azar, si somos tan importantes para Dios y nuestra felicidad está en amarle, toda vida humana es digna, desde el momento mismo de su concepción, por el mero hecho de existir. Es criatura del Padre, que le brinda un alma y su destino, y tenemos el deber de protegerla y respetarla.

Dentro de pocas semanas llegará la Navidad. Para nacer, Jesús tuvo que pasar por todos los estados previos. "Lo que hagáis a uno de estos pequeños…" Imaginémoslo aquejado de una grave enfermedad, o dentro una mujer con problemas psicológicos, o perfectamente normal, pero con diecisiete años. Imaginemos la pequeñez de su cuerpo, la pobreza de su casa, la vergüenza de sus padres o el dolor que pueda padecer, y ayudémosle a nacer de nuevo. A partir de cero. Navidad punto cero.

n a c o
morethanafeeling
















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11 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha encantado!!! :D

o s a k a dijo...

gracias!

http://www.youtube.com/watch?v=1PG5dNvK2Oo&feature=player_embedded#!

n a c o
gofirst

Anónimo dijo...

preciosa la cancion ;)
te veo inspirado :D

Conrad López dijo...

Hacía mucho que no te leía. Esto es ganial. ¡GENIAL!

o s a k a dijo...

Muchas gracias Seneka Me alegro de que te guste. Lo escribí para unos amigos y pensé que hacía demasiado que no colgábamos nada en el blog :)

espero seguir haciéndolo de cuando en cuando

un abrazo

n a c o
loveislife

Anónimo dijo...

Desde luego el tema no merece ser menos rotundo.

Comparto totalmente tu postura, y la he defendido cuando ha sido necesario.

Se ha trivializado algo tan trascendental como la vida. A veces tengo la sensación de que se puede ir a abortar como se va al dentista.

Me alegro mucho de que hayas scrito este post. Ojala ayude a mucha gente a darse cuenta de la relevancia que tiene ese acto.

Un abrazo. Marian.

o s a k a dijo...

Gracias Marian! la idea parte de una colaboración en una modestísima revista y supongo que no llegará a mucha gente, pero celebro que te guste y de que coincidamos en un tema tan vital.

Me alegra que después de tanto tiempo sigas pasando por o s a k a , sobre todo teniendo en cuenta lo poco que publicamos :)

un fuerte abrazo

n a c o
babyplease

Interruptor dijo...

Llevas un ritmo de publicación tan bajo que casi me había olvidado de que existes. A ver si es verdad que publicas algo más.

Muy, pero que muy buena la entrada. Me ha gustado especialmente.

nacoelreencuentro

o s a k a dijo...

Gracias mister!

Me alegro de que te guste! Se hace lo que se puede por avanzar en varios frentes, y eso afecta al ritmo de entradas ¡si es que no paro por casa!

Los últimos dos fines de semana he hecho incursiones por rincones escondidos de Aragón y espero poder resumirlos en un post ;) merecerán post.

Un abrazo!

n a c o
interrumpaporfavor

Paula dijo...

Da gusto leer algo tan bien escrito, gracias por compartirlo!

Vecinos? Is it a sign? :D

o s a k a dijo...

gracias a ti por leerlo... ¿vecina? :D

n a c o
felizañonuevo

a r c h i v o

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(estamos) llamados a ser