v e l a d

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"por tanto velad, pues no sabéis el día ni la hora"

Hemos olvidado que no somos dioses
y que un día (lunes, fijo)
estiraremos la pata.
Nos decimos: "para entonces espero
haber aprendido a hablar correctamente
inglés, francés, alemán y chino mandarín,
ganado mi primer millón de dólares,
encontrado a la mujer de mi vida,
mientras trabajaba de lo mío,
-si supiera qué es lo mío-
y me pagaban más que a mis compañeros.
Haber viajado por medio mundo
y que mi coche sea más caro
esté más limpio, esté más nuevo
que el del resto de la gente,
que me adora y yo critico.
Por su bien.
Que las conversaciones,
cuando esté y cuando no,
sobre mí versen,
y me encuentre por fin
aceptado aplaudido e integrado
por lo que soy,
si es que algo soy,
si es que soy algo."







. . . . . .

Y ahora pongo voz de locutor en Doctor en Alaska para recordaros que el Adviento es un buen momento para reflexionar sobre quiénes somos y a qué aspiramos. Reconozco que algunos lo aprovechamos también para hacer deporte, quedar con los amigos, ver películas y ligar en feisbuck. Lo importante es que -cada cual en la medida de sus posibilidades- nos hagamos un chequeo físico y espiritual en condiciones. Siempre estamos a tiempo de reinventarnos, reciclarnos y empezar a poner elementos constructivos donde sólo había ruinas, pero interesa abordarlo a principios de curso, cuando no huele a finales ni a pañales mojados. Hay un punto a partir del cual la vida deja de ser una promesa, para convertirse en una tarea (o eso decía Ortega).

Así que ya sabéis: abrid los ojos y no os despeguéis del presente:

v e l a d





n a c o
felizadviento

Foto: Museos Vaticanos.
Post de lunes, no lo neguéis.