ser es más que estar

15 nov 2006

Gracias

Cuando Johannes Gutenberg tuvo que tomar una decisión sobre qué libro imprimiría en primer lugar, es posible que pasase por su cabeza el mismo pensamiento de gratitud que siento cada día al ponerme delante del ordenador y abrir el archivo de la próxima novela. Durante un instante, la vida se gira ciento ochenta grados y me veo a mí mismo con mis tristezas cotidianas, mis ratos de melancolía bajo la luna nueva, mis rabietas infantiles cuando escucho en la radio las corruptelas y desvaríos de los políticos, mi eterna condena a estar siempre lejos de alguien querido y esta sensación extraña que me persigue desde hace días y me hace sentir como si ya fuera Navidad (algo terrible, por cierto, porque me pongo muy tristón esos días). Me veo a mí mismo pequeño e insignificante en un universo que seguirá expandiéndose (o contrayéndose, o lo que quiera que haga) mil años después de que yo falte. Entonces me pongo a escribir y comprendo que en eso consiste mi pequeña venganza, mi paraíso particular, tener un mundo mío que creo al escribir y nadie jamás podrá quitarme. Y pienso, como tal vez hizo Gutenberg antes que yo: Gracias, Dios, por darnos la literatura, donde todo es posible. Así, a mi manera, empiezo a juntar palabras y soy feliz. El 23 de febrero de 1455, Gutenberg comenzó a imprimir. La Biblia fue el libro que escogió. E.C.

Museo de la Ciencia - Tarrasa

3 comentarios:

o s a k a dijo...

"un ejército de veintiséis soldados de plomo con el que se puede conquistar el mundo"

Anónimo dijo...

empezando -conditio sine qua non- por el mundo personal

n a c o

Anónimo dijo...

No estas lejos...

l.C.I.A

a r c h i v o

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(estamos) llamados a ser