La frustración es un sentimiento legítimo y patético que nace de la estupidez humana. La estupidez no tiene nada que ver con la capacidad memorística o de cálculo de una persona; es cosa seria que atañe a la intelijencia, al conjunto del sistema. El nivel de frustración que experimenta cualquiera es inversamente proporcional al de su intelecto, pues se nutre de la desproporción entre las expectativas que éste genera y la porción de realidad que detecta y acepta más tarde.
Que no te frustren las frustraciones cotidianas. Están ahí para recordarnos que somos mortales. Memento moris. Einstein se cansó de repetirlo, cual tipo vulgaris en pos de César: "todos somos ignorantes, lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas". Espíritu deportivo, supongo.
El tema no tendría el menor interés si la dichosa frustración no fuera -como es- moneda de cambio en las relaciones personales. En plan metafórico, se parece a esas páginas web que niegan lo mismo que prometen bajo el infame, autoexculpante cartel 'under construction'. O a ese quiero y no puedo irritante que experimentamos al hacer un llamado telefónico y recibir por respuesta la consabida ristra de unos y ceros pregrabados: 'elnúmeralquellamestápagadofueradecoberturentestemomento'. Séntiiii...
Lo positivo del asunto es que a la frustración surge por contraste con la realidad, y cuanta mayor es la porción de realidad que conocemos, bla bla bla. El razonamiento es barato y válido. Sermón del lunes:Que no te frustren las frustraciones cotidianas. Están ahí para recordarnos que somos mortales. Memento moris. Einstein se cansó de repetirlo, cual tipo vulgaris en pos de César: "todos somos ignorantes, lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas". Espíritu deportivo, supongo.
n a c o
foto Santa Cruz de La Serós,
pueblo 'underconstruction'
-Huesca-
foto Santa Cruz de La Serós,
pueblo 'underconstruction'
-Huesca-
No hay comentarios:
Publicar un comentario