ser es más que estar

2 ago 2006

Memoria histórica (III)

La tierra no es redonda:
es un patio cuadrado
donde los hombres giran
bajo un cielo de estaño.
Así comienza el poema Mi corazón es patio, de Marcos Ana. Este poeta, que tomó el primer nombre de su padre y el segundo de su madre, llevará asociado siempre a su historia un número de dos cifras: 23. Ése fue el el número de años que pasó en la cárcel. Condenado a muerte con 19 años, la ejecución se demoró día tras día hasta que las reiteradas intervenciones de personajes como Pablo Neruda permitieron que ciertos funcionarios autorizaran su salida subrepticia de prisión a los 41 años, con la orden de abandonar inmediatamente el país antes de que el general Franco conociera la noticia. Vivió, si se puede decir así, 23 años sin un sólo permiso, sin atravesar las paredes de su celda más que para caminar una hora diaria, en círculos, alrededor de un patio junto a los demás presos. Conociendo su historia, no sorprende el contenido de sus versos. De mirada infantil y bondadosa -lo sé porque he tenido oportunidad de mirarle a los ojos- Marcos Ana no es más que uno de tantos hombres a los que la Guerra quiso arruinar la sonrisa. Pero él aún sonríe. La Guerra pasó, los dirigentes de uno y otro bando murieron ya y él, aunque con 23 años arrancados de cuajo en una cárcel franquista, sigue sonriendo y repitiendo esos otros versos de esperanza que nacieron precisamente entre las cuatro paredes de su prisión:
Si salgo un día a la vida
mi casa no tendrá llaves:
abierta siempre a los hombres,
al sol y al aire.

E. C.

1 comentario:

o s a k a dijo...

desgarrador, sobrecogedor, emocionante

VITAL

Gracias,
Ig.

a r c h i v o

_______________

(estamos) llamados a ser