Reflexiones sobre una ciudad maldita: puerto de Barcelona.
Llegamos tarde
serían las menos 10 horas en el reloj de los condenados
el puerto de barcelona eran burguers, cafeterías, puticlubs
y un largo pasillo de soledad y farolas fundidas
nos acercamos a dos yates
un viejo guardia meaba al mediterráneo
terminó sus quehaceres, se apoyó en una bicicleta oxidada
con más años que tu madre y la mía
y nos soltó una charla sobre cuál de los dos yates prefería
era gracioso
oírle hablar
convencido de sus argumentos
llevaba años viendo llegar e irse yates
que jamás podría comprar
y aun así
los conocía todos, los recordaba, los amaba
cuando nos alejamos
le pregunté a Jorge si pensaba que ese hombre
soñaría cada noche con su yate preferido
contornos suaves y carnosos de sirena
él se encogió de hombros
le comprendí ¿qué importaba con qué soñase?
al menos podía hacerlo
bajé la mirada, mis zapatillas estaban sucias
serían las menos 9 horas en el reloj de los condenados
E. C. Homo
1 comentario:
the best is yet to come...
¿no es maravillosa la capacidad del ser humano para pasar por alto que todas las mañanas se levanta a las siete menos cuarto, que probablemente no verá a sus seres queridos hasta las ocho y veinte de la tarde, y que para entonces estará tan cansado que las pocas palabras que cruzará con ellos serán "pásame la sal, por favor"?
¡El sueño es vida!
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