Creo (pero en el fondo sé) que la parte que más me gustaba de ciertas películas era cuando el protagonista se hacía a la gran ciudad en un cadillac, para cumplir con su deber de ciudadano. Se detenía un instante en el quicio de la puerta, miraba al infinito concreto de cada espectador y decía aquello de "Volveré".
Aquello estaba bien. Podían dispararle a bocajarro, dejarle malherido durante meses, podía tener que perseguir al malo por Nuevo México, o enamorarse de una princesa (o de una que fingía serlo) y olvidar su propio nombre, o sufrir un desengaño tras otro, hasta gastarse las cejas y el paladar apoyado en la barra de un bar, o quedarse sin financiación para la siguiente película igual. Pero lo había dicho. Lo había dicho bien claro: no nos dejaba huérfanos. Sabíamos que volvería y que así deseaba hacerlo. Que su silueta de llanero solitario surgiría en el horizonte cada vez que la invocáramos. Que había un orden posible en el caos aparente de la isla de Manhattan, y descansaba en el único bien creíble que nos queda: la amistad.
' o s a k a ' no es un héroe de película, pero tampoco un espacio abandonado. Es un proyecto inacabado que aspira a inacabarse un poco mejor. Y volverá como lo hacen los sueños, cuando se entrecierren los ojos y veamos sólo con el corazón.
fotos: NYC 2011
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1 comentario:
¡Adelante!
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